Los síntomas de la APLV y cómo aliviarlos

La mayoría de los bebés con APLV suelen presentar alguno o varios de los siguientes síntomas como llanto, erupción cutánea, diarrea, cólicos, sibilancias, vómitos, etc. Algunos de estos síntomas también son frecuentes en otro tipo de enfermedades por lo que siempre el diagnóstico de la APLV deber estar hecho por un profesional de la salud. Aunque estos síntomas pueden estar provocados por alimentos ingeridos o incluso por una reacción alérgica como la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), suele haber una explicación para ellos. Nadie conoce tan bien a tu bebé como tú, así que confía en tu instinto maternal o paternal y consulta siempre con tu profesional de la salud.​

Observar cómo tu bebé padece cualquiera de los síntomas citados puede ser frustrante para cualquier mamá. Cuanto más familiarizada estés con la condición de tu bebé, más fácil será hablar de ello con el médico. Por eso es importante conocer información sobre los síntomas que pueden darse, qué son y a qué se deben las alergias alimentarias y si éstas podrían estar detrás de la enfermedad de tu bebé.​

Casi todos los bebés que desarrollan alergia a la leche lo hacen en su primer año de vida y afortunadamente la mayoría de aquellos que tienen alergia a la leche la superan en los primeros años de vida.

¿Qué puedo hacer para aliviar los síntomas de la APLV?

Por lo general, una vez identificado el alimento alérgico y eliminado de la alimentación del bebé los síntomas desaparecerán en poco tiempo. Hasta que esto suceda, te mostramos algunos consejos que pueden ayudar:

¿Qué puedo hacer si mi bebé tiene problemas cutáneos?

Sigue una rutina diaria de cuidado de la piel con cremas hidratantes para prevenir eritemas y otros daños en la piel. Evita que se rasque o frote siempre que sea posible. También ayuda mantener las habitaciones a una temperatura baja y estable con niveles de humedad coherentes. Trata de no exponer la piel de tu bebé a elementos irritantes en general, como lana o fibras sintéticas, jabones y detergentes y evita el contacto con algunos perfumes y cosméticos, sustancias como el cloro, aceite mineral o disolventes, etc.

¿Qué puedo hacer si mi bebé tiene cólicos?

Los cólicos de los bebés suelen mejorar por sí solos entre los tres y cuatro meses de edad. Trata de evitar que tu bebé trague aire mientras le das de comer sentándolo lo más derecho posible. Recuerda también que debe eructar con frecuencia, sentándolo en posición vertical o sosteniéndolo erguido sobre tu hombro, mientras le sujetas el cuello y la cabeza. Frótale la espalda y el vientre con suavidad hasta que eructe. Es normal que eche un poco de leche cuando lo haga.

¿Qué puedo hacer si mi bebé tiene diarrea?

Si la diarrea es muy abundante, debes consultar inmediatamente a tu profesional de la salud, ya que el bebé corre riesgo de deshidratarse. Se debe evitar llegar a la deshidratación, por lo que es muy importante reponer los líquidos que se pierden al defecar, en función de la etapa de diversificación alimentaria. ​Los bebés deben tomar leche materna o infantiles y/o sueros específicos para evitar la deshidratación.

¿Qué puedo hacer si mi bebé tiene reflujo?

El reflujo y la regurgitación afecta a la mayoría de los bebes, con más frecuencia a unos que a otros, en los primeros meses de vida y es debido a que el sistema digestivo no está del todo maduro. En la mayoría de los casos se resuelve de forma espontánea al crecer el bebé. En algunos casos, puede ser un reflujo grave y tu profesional de la salud te indicará cual es el mejor tratamiento para tu bebé.

Encuentra aquí algunas pautas generales de alimentación que deberían limitar al mínimo el reflujo:

  • Alimenta a tu bebé en un ambiente tranquilo y colócalo en posición vertical.
  • Dale de comer tomas más pequeñas con mayor frecuencia en lugar de grandes tomas.
  • Después de darle de comer evita moverlo y dale tiempo para eructar.
  • También puedes tratar de ajustar la posición en que duerme tu bebé elevando el cabecero de la cuna.
  • Evitar la ropa ajustada y oprimirle el vientre, por ejemplo, en los asientos del coche.

AVISO IMPORTANTE: La leche materna es el mejor alimento para el bebé. La decisión de no amamantar puede ser difícil de revertir y se deben considerar las implicaciones financieras. El uso de estos productos debe hacerse bajo la recomendación y supervisión de un profesional de la salud (médico o nutriólogo). Los lactantes, además del consumo de la fórmula, también deben recibir alimentación complementaria según la orientación de un profesional de la salud (médico o nutriólogo) y en cualquier caso a partir de los seis meses de edad; las fórmulas de continuación y fórmulas de continuación para necesidades especiales de nutrición son parte de la alimentación complementaria y no deben ser consumidas antes del sexto mes de vida. Las fórmulas para lactantes con necesidades especiales de nutrición y las fórmulas de continuación para necesidades especiales de nutrición DEBEN UTILIZARSE BAJO LA SUPERVISIÓN DE UN PROFESIONAL PARA LA SALUD. La salud del lactante o niño depende de que se sigan cuidadosamente las instrucciones para la preparación y uso de la fórmula.

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  • Luyt et al. Clin Experimental Allergy. 2014;642–672.
  • Koletzko et al. JPGN. 2012;2:221-229.

Revisado por última vez: 21 de Marzo del 2025

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